martes, 4 de noviembre de 2014

D) Historia del Hijo mayor, menor y Picardía (hijo de Cruz). Indicar n° de cantos
Hijo Mayor de Martin Fierro 
La experiencia del mundo se reduce a la experiencia de su vida en prisión, donde nada sucede, excepto la espera. Tiene gran afiliación con Martín Fierro.
Es una víctima expiatoria "de la injusticia que necesita es primer término el castigo y en segundo término el delito. De la justicia que nunca se equivoca, aún cuando deje impune al criminal y condene al inocente, pues a un delito un castigo es la perfecta equidad.
Dice el Hijo Mayor, mientras recuerda el tiempo pasado en prisión, acusado de un delito que no cometió:

Se inclinará la balanza –
pero es tanta la tardanza,
que yo les digo por mí-
el hombre que dentre allí
deje afuera la esperanza.
Vuelta, vs. 1821- 1826


Canto XII.

La Penitenciaria: Cuenta su soledad y la pobreza en la que vivía. Trabajo como peón con un patrón que hacia su vida un calvario. Pero un día mataron a un boyero y lo culparon a él sin tener nada que ver, y el y dos más fueron a la cárcel. En tal terrible soledad, oye el latido de su pecho y piensa en su madre, padre y hermano. Cuenta que por más fuerte que sea el hombre, también sufre, gime, llora y calla metido en aquel infierno. Lamentaba el no haber aprendido a leer, y sufrió mucho al ver que a otros presos los visitaban sus familias y a él nadie. En la cárcel no se permitía hablar, ni matear, ni cantar, ni fumar. 


Aunque el gajo se parece
Al árbol de donde sale,
Solía decirlo mi madre,
Y en su razón estoy fijo:
"Jamás puede hablar el hijo
Con la autoridad del padre".
Recordarán que quedamos
Sin tener donde abrigarnos,
Ni ramada ande ganarnos,
Ni rincón ande meternos,
Ni camisa que ponernos.
Ni poncho con que taparnos.
Dichoso aquel que no sabe
Lo que es vivir sin amparo;
Yo con verdá les declaro,
Aunque es por demás sabido,
Dende chiquito he vivido

En el mayor desmparo.

Hijo menor de Martin Fierro 
Tiene una mirada inocente sobre el mundo. Es un ser totalmente pasivo. Supersticioso, sigue al pie de las instrucciones del curandero para extirpar su "mal de amor"
Su vida es una sucesión de desgracias sin término donde el ascenso resulta una quimera. Pierde padre y madre, se ve privado de la herencia a la que legalmente tenía derecho y termina como peón de estancia.

Canto XIII al XIX

Cuenta que vivió diez años entre extraños, hasta que lo encontró una tía que le dio todo (cuidado, cariño, etc.) y lo nombro heredero de los bienes que tenia. Al fallecer la vieja, heredo todo, pero como era menor el Juez le confisco la herencia hasta que sea mayor. Le nombro un tutor y paso al cuidado de este. 
El juez trajo a un viejo medio salvaje, muy renegado y muy ladrón que lo llamaban Vizcacha. Andaba rodeado de perros que eran todo su placer. Carneaba noche a noche alguna res (vaca, chancho, etc.) En el pago dejando allí el rezago, alzaba en ancas el cuero, que se lo vendía a un pulpero por yerba, tabaco y trago. Le tenía rabia a Vizcacha. -"Cuando el juez me lo nombro tutor me dijo que era un señor, me iba a enseñar a trabajar y darme la educación, pero en realidad era todo lo contrario. Vizcacha, según un amigo mío, mato a su mujer de un palazo porque le dio un mate frio. Soñaba siempre con ella y decía que ella desde el mismo infierno lo estaba llamando a gritos."-


Lo que les voy a decir
Ninguno lo ponga en duda:
Y aunque la cosa es peluda,
Hare la resolución;
Es ladino el corazón,
Pero la lengua no ayuda.
El rigor de las desdichas
Hemos soportado diez años,
Pelegrinando entre estraños,
Sin tener donde vivir,
Y obligados a sufrir
Una máquina de daños.
El que vive de ese modo
De todos es tributario;
Falta la cabeza primario
Y los hijos que él sustenta
Se dispersan como cuentas
Cuando se corta el rasario.

Picardia, Hijo de Cruz.

Cantos XXI al XXVIII
Era un gaucho forastero, sencillo, despilchado, huérfano y pobre. Perdió a su madre de pequeño y a su padre nunca conoció.
La madre se llamaba Inoscencia y por eso a él le decían Picardía.
A Picardía lo adoptó un hombre para que cuidara las ovejas pero como no lo mantenía, decidió mudarse a Santa Fe.
En Santa Fe, estaba en lo de un señor que le enseñaba a bailar. Se sentía muy a gusto allí, pero un día el señor se burló de él y se fue del lugar.
Lo adoptaron unas tías viejas que tenían como costumbre rezar día, tarde y noche sin parar. Esto no le molestaba a Picardía en un principio, pero luego de un tiempo, se hartó de la monotonía y se mudó.
Volvió al pueblo empobrecido. Allí aprendió a jugar a las cartas y, gracias al fraude, comenzó a ganar dinero ejerciendo este vicio.



Voy a contarles mi historia
(Perdónenme tanta charla),
y les diré al principiarla,
Aunque es triste hacerlo ansí:
A mi madre la perdí
Antes de saber llorarla.
Me quedé en el desamparo,
Y al hombre que me dió el ser
No lo pude conocer;
Ansí, pues, dende chiquito,
Volé como el pajarito
En busca de qué comer.
Que tanta gente destierra,
O por causa de la guerra,
Que es causa bastante seria,
Los hijos de la miseria

Son muchos en esta tierra.

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